7 de junio, Día del periodista
¿Para qué sirve el periodismo?
Cada 7 de junio se conmemora en nuestro país el día del periodista.
Fecha establecida en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas
celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas
patrióticas, ya que un 7 de junio pero de 1810 Mariano Moreno fundaba la Gazeta
de Buenos Ayres, primer periódico de la etapa independentista argentina. La
Primera Junta indicó por decreto su fundación por ser necesario anunciar al
público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros
redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.
Desde aquellos años de la Revolución de Mayo hasta nuestros días litros
de tinta, han corrido bajo los puentes del oficio, pero sin embargo algunos
debates en torno a al periodismo se encuentran hoy, como ayer, al rojo vivo.
Durante la crisis de 2001, en medio de un estado asambleario y de una
enorme rebelión popular que apuntaba sus cañones a las principales
instituciones del Estado, los medios de comunicación, y el periodismo
particularmente, no quedaron por fuera de aquella tormenta. Y es que allí, como
sucede en los momentos de crisis, quedó claro el rol que los grandes medios de
comunicación están llamados a tener en este estado de las cosas. Durante
aquellos meses y los posteriores, la cara más descarnada de quienes querían
retomar la senda del status quo institucional aparecía reflejada día y noche en
los medios propiedad de los grandes monopolios.
Pero por otro lado, también emergían a la superficie los otros medios. Y
es que en medio de un gran torrente que encontraba la solución a sus
necesidades en el concepto “de tomar los problemas en nuestras propias manos”,
la creación o en la mayoría de los caso la potenciación de medios alternativos
de comunicación que habían incubado durante las luchas contra el menemato era
casi previsible.
Hasta aquellos días el gran periodismo o la prensa privada era un tema
incuestionable, o por lo menos poco cuestionado. Encuestas del año 2000
ubicaban a la prensa como la institución más creíble solo superada por la
iglesia. Y fue la gente en la calle, que protagonizaba una realidad que era
reflejada distorsionada o directamente ocultada por los canales y diarios de
los grandes grupos, la que fue aprendiendo a no creer. Desarmando esa idea de
que si “lo dijo la TV debe ser cierto”.
Siempre recuerdo que el 19 de diciembre (creo que fue el 19), una imagen
de uno de los canales de noticias me impactó. El notero comenzaba a hacer su
salida desde la Plaza de Mayo, y la gente comenzaba a agolparse alrededor. Y
empezaban a increparlo. A gritarle. “Dejen de mentir”, “Digan la verdad”,
“Porque no cuentan cómo nos reprimen”. Hasta que la situación insostenible
llevó al movilero a dar un apresurado pase a estudio y quién sabe cómo, zafar
de aquella encerrona colectiva.
Ese descontento, ese “nos mean y la prensa dice que llueve”, redefinió
el escenario del periodismo para los siguientes años, y fue el impulso que
luego dio fuerza a la posibilidad de una nueva Ley de Medios. Bandera que el
kirchnerismo supo tomar para polarizar la discusión política e impulsar sus
propios intereses, y que los medios alternativos, democráticos y populares
venían gestando desde hace más de dos décadas.
La disputa Gobierno-Clarín
El enfrentamiento del gobierno con el grupo Clarín, luego de haber sido
principal sostén comunicacional de la primera etapa de la gestión de Néstor
Kirchner, profundizó aquellos debates abiertos en 2001. Entre ellos, uno de
corte ideológico/filosófico, minó algunos conceptos aceptados tradicionalmente en
el periodismo. El debate impulsado por el kirchnerismo de la imposibilidad de
ser objetivos, y de la existencia de tantas realidades como miradas existen
sirvió doblemente, por un lado para desacreditar la supuesta independencia de
los grande monopolios mediáticos y por otro para abrir la puerta a las
justificaciones inescrupulosas del llamado “periodismo militante”.
El grupo Clarín, y la prensa burguesa en general, basan su credibilidad
(y desde allí su poder) en la idea de objetividad e independencia de la mirada
de la realidad que sus medios transmiten. Esa fue la línea de flotación que el
kirchnerismo atacó para desacreditarlo, y por supuesto restarle poder. Pero en
esa línea argumental también incubaba la idea del periodismo militante, una
idea tan perversa y deshonesta como la misma “objetividad” clarinista. No
importa qué pase. La realidad no existe. Lo importante es como se lo cuenta, y
en todo caso quién lo cuenta. El relato estaba naciendo en su expresión más
pura.
Este proceso fue acompañado por la adquisición de gran cantidad de
medios por parte de empresario afines al gobierno (CN23, C5N, Telefe, etc.) y
por un afianzamiento del reparto discrecional de la pauta oficial, que paso a
funcionar como venía funcionando la coparticipación a las provincias, una
herramienta para presionar a líneas editorial adversas.
Los periodistas populares frente a esta
disputa
Y es en ese escenario polarizado por el gobierno silenciando las luchas
populares, los efectos antipopulares de “el modelo” o las represiones a los
luchadores; y el grupo Clarín impulsando o desestimando candidatos u opiniones
según su conveniencia y sus intereses es que los periodistas populares venimos
desarrollando nuestro oficio.
En medio de esa disputa, durante estos años fue emergiendo desde
diferentes aristas otro periodismo. Tanto desde el interior de algunas
redacciones o canales grandes de la mano de periodistas que se niegan a mentir
por órdenes de la línea editorial o que eligen decir la verdad a pesar de las
sanciones o problemas laborales, como desde los medios digitales o Internet,
pasando por experiencias de medios barriales, y con el gran impulso que dio a
la difusión de otras agendas periodísticas la expansión de las redes sociales,
una corriente de periodistas que entiende que Clarín miente, pero que los
medios afines al gobierno también, se fue abriendo paso.
De la mano de la difusión de las luchas ambientales, las luchas obreras,
las de los pueblos originarios y la de los sectores populares en general, se
fue haciendo visible que era posible hacer periodismo comprometido, sin
comprometer a la verdad. Y es que para los periodistas que entendemos que el
mundo debe cambiar, mejorar y ser más justo, decir la verdad y mostrar la
realidad de la manera más fiel no solo es posible, sino que es necesario…
indispensable.
Solo aquello que se conoce en profundidad, aquello a lo que uno ha
llegado a la esencia, es aquello que se puede cambiar. Y de acá se desprende
también el carácter reaccionario de la idea del relato. La idea de que existen
tantas realidades como miradas, y de que no se puede conocer la realidad incuba
dentro, la idea de que la realidad que vivimos no puede ser modificada.
Con la convicción de que el periodismo popular tiene las de ganar,
porque tiene de su lado la obstinada potencia de la realidad, es interesante al
respecto lo que escribía hace más de 30 años el periodista chileno Camilo
Taufic en su libro Periodismo y lucha de clases: “Pero los hechos son
porfiados, y aunque los diarios burgueses los tergiversen o los aíslen, siempre
la realidad es más fuerte que su reflejo y termina por desbaratar los castillos
de naipes de los reaccionarios, que deben pasar de la “objetividad” a la
propaganda abierta y viceversa, una y otra vez, sin lograr deshacerse de la
imagen de su propia declinación cada vez más nítida en sus columnas”.
Por eso, este 7 de junio, a 203 años de que Mariano Moreno junto a un
grupo de patriotas dieran nacimiento al instrumento patrio para la difusión de
las ideas que por aquellos años intentaban engendrar una patria diferente,
liberada de las cadenas de los imperios y en pos del mejoramiento de la vida de
la novel nación, festejamos el día del periodista y brindamos con todos
aquellos que están convencidos que lo esencial del periodismo es contar la verdad.
Esa verdad, que pueda darnos un poco más de libertad y herramientas para
cambiar este injusto mundo en el que vivimos. Porque si el periodismo no sirve
para eso, no sirve para nada.
Autor: Uriel Soriano
No hay comentarios:
Publicar un comentario