Anticipo Hora Política - 24/09/2013
Pagan la deuda con el hambre del pueblo
24/09/2013
Sube el pan, la leche, los
fideos. Millones no llegan a fin de mes por la política inflacionaria y de
devaluación. Y la presidenta dice que le “preocupa” que “no nos dejen pagar”
deudas ilegítimas a los fondos buitres.
1. La maldita inflación K
El gobierno no toma ninguna medida de fondo para atacar la inflación.
Según mediciones en la Capital Federal(y en muchas provincias es mayor aún),
entre abril y agosto el pan aumentó el 20%, la harina un 87%, los tomates el
71%, la lechuga el 33% y la leche el 19,5%.
Castigado con las luchas y con las recientes elecciones de las PASO, el
gobierno kirchnerista busca “lavarse la cara”, tratando de frenar las luchas,
bloquear la fuga hacia la oposición, y evitar una derrota mayor en octubre.
Ahora, funcionarios y candidatos reconocen, por ejemplo, que la inflación
existe.
El gobierno hizo algunas concesiones a reclamos por los que se ha
venido luchando largamente, mientras prepara un ajuste para después de las elecciones. Y toma
algunas medidas sobre la inseguridad, que encubren un despliegue represivo que
será el garrote con el que pretende profundizar el
ajuste inflacionario después de octubre.
Con la “demarcación”, aumenta las ganancias del puñado de monopolios
imperialistas y de burguesía intermediaria que son “los formadores de precios”.
El gobierno alimenta la inflación porque así aumenta la recaudación de
impuestos, este impuesto inflacionariolo paga todo el
pueblo; hasta los niños cuando sus madres compran leche, fideos o pan con la
asignación por hijo.
2. La pinza maldita
Para salir de la pinza maldita: mucha
inflación y devaluación controlada es la política del gobierno K; hachazo devaluador con inflación controlada es la presión de los sectores
rivales. La “receta” que hoy se aplica
descarga el ajuste sobre el pueblo. Y la que propone otro sector del bloque
dominante, solo cambia la forma en que se descarga el ajuste sobre el pueblo.
Hay que ir a las causas de fondo de la inflación, y llevar ese debate a las
masas, para romper esa pinza maldita.
Un estudio de la Comisión de Economía del PCR señala: “La inflación (…)
beneficia a los capitalistas por el abaratamiento de la fuerza de trabajo (…).
La distribución del ingreso desde una perspectiva de clase (obreros y
capitalistas) era, en 1993, un 42,8% [a los trabajadores], en el año 2001 el
38,5%, y al año siguiente cae al 31,4%. En 2011, se ubica en 37,6%, muy lejos
del ‘mitad y mitad’ que proclama el relato oficial K.
“Históricamente se le ha asignado un papel preponderante al déficit
fiscal como una de las causas importantes de la inflación. Sin embargo, se
habla menos de la principal y determinante causa del aumento del gasto, que
es la corrupción del aparato estatal; el saqueo que desde el aparato
estatal se ejerce favoreciendo a los amigos y en beneficio propio, así como
otorgando privilegios a los capitales extranjeros que operan en el país.
“Durante la década K, el gasto público total acumula 4,3 billones de
pesos. Si bien la presión tributaria (impuestos) ha crecido en forma sostenida,
desde 2007 ha
resultado insuficiente para cubrir el gasto. Esa brecha financiera se viene
cubriendo con: endeudamiento del Tesoro en el mercado local, en otras agencias
del Estado (…) a través de la apropiación de recursos públicos como las
reservas del Banco Central, la ANSES y el PAMI. En cuánto a las transferencias
del Banco Central por todo concepto al sector público no financiero aumentaron
de $6.362 millones en 2004,
a $10.296 millones en 2008, y a 30.463 millones en 2011.
“De acuerdo a las estimaciones realizadas por algunas provincias, el
índice de precios al consumidor para 2012, arrojó un 25/26% anual, mientras que
la emisión monetaria aumentó el 38,6%.
3. La maldita dependencia
“La oferta de bienes y servicios en la Argentina refleja su condición
de país dependiente, con un grado de extranjerización,
concentración y centralización del capital, oligopolios que ejercen su poder en
la fijación de precios, tanto a nivel de rama como para el conjunto de la
economía.
“Solo 28 empresas concentran el 81% de los productos de la canasta
familiar que se ofrecen en las góndolas de los supermercados. (…) En su
mayoría, son empresas controladas por capital extranjero y por unos pocos
grupos económicos nacionales con inserción en los sectores productivos más
favorecidos en la etapa K. Controlan porciones crecientes del ingreso nacional
y tienen un rol protagónico en la generación de divisas. Este
es un dato clave del “modelo”, ya que no solo “administran” las divisas del
comercio exterior, sino que necesitan mantener bajos sus costos de producción a
través de salarios bajos (tercerizados, empleo en negro, etc.). Y la inflación
contribuye a ello al deteriorar el precio de la fuerza de trabajo.
“El crecimiento de la producción de soja va profundizando la enorme
concentración de la riqueza y apropiación de la renta agraria en muy pocas
manos. (…) El desplazamiento, por parte de la soja, de campos dedicados a otras
actividades, en particular la producción vacuna, que al disminuir su oferta
provocó una importante suba del precio. En el caso de la horticultura, el
avance de la soja también impactó, aunque en menor proporción, dadas las
características de este tipo de producción con fuerte incidencia de la
intermediación en el precio final. Concentración y ganancias extraordinarias
siguen caminando a la par con la desaparición de los pequeños y medianos
productores.
“Es posible afirmar que, a partir de los 90, y en particular en la
etapa K, estamos ante una etapa superior en el proceso de extranjerización de
la estructura económica argentina y de manejo oligopólico de la fijación de
precios para toda la economía.
“El sector externo no cumple con su función de fuente de financiamiento
del crecimiento, debido a que está controlado por los capitales extranjeros. A
ello se suma su creciente deterioro, en particular por el tema energético y los
compromisos de la deuda, agravado por efecto de la remisión de utilidades y
fuga de capitales. (…) Datos que ilustran: el superávit comercial acumulado durante
la década fue de 100.000 millones de dólares, mientras que, en tan solo 5 años
(2007-2012), la remisión de utilidades y fuga de capitales ascendió a 80.000
millones de dólares.”
3. Castigar en las calles y las urnas
Cómo se ve, no se puede acabar con la inflación en beneficio del pueblo
sin cambiar la política kirchnerista. Tampoco con una brutal devaluación que
hache los salarios, jubilaciones, planes sociales, etc.
Para acabar con la inflación hay que cambiar este “modelo”, atacando a
las causas profundas que la provocan: la extranjerización y concentración de la
economía, el pago de deudas ilegítimas y fraudulentas, y demás consecuencias de
la dependencia que es la columna vertebral de la política K.
Para avanzar en esa dirección, es necesario unir las luchas por los
reclamos populares, con la batalla política que desnude el “modelo entreguista
K” y cierre el paso a las propuestas del hachazo devaluador. Unir la batalla
del castigo en las calles con el castigo en las urnas. Impulsando los frentes en
los que participan el PTP y el PCR, redoblando los esfuerzos para la personería
del PTP y el fortalecimiento del PCR. Conscientes de que, para torcerle el
brazo a esta política hay que profundizar el camino del Argentinazo y la
Rebelión Agraria y Federal.
Autor: Ricardo Fierro