Sobre las nacionalidades
El 21 de enero de 1924 murió Vladimir Ilich Lenin, el gran dirigente de
la revolución obrera y campesina en Rusia y del proletariado internacional. De
un escrito suyo de 1922, extractamos esta nota.
"En mis obras acerca del problema nacional he escrito ya que el
planteamiento abstracto del problema del nacionalismo en general no sirve para
nada. Es necesario distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora y el
nacionalismo de la nación oprimida, entre el nacionalismo de la nación grande y
el nacionalismo de la nación pequeña.
Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los integrantes de una
nación grande, casi siempre somos culpables en el terreno práctico histórico de
infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos cuenta,
cometemos infinito número de actos de violencia y ofensas. No tengo más que
evocar mis recuerdos de cómo en las regiones del Volga tratan despectivamente a
los no rusos, de cómo la única manera de llamar a los polacos es
“poliáchishka”, de que para burlarse de los tártaros siempre los llaman “príncipes”,
al ucraniano lo llaman “jojol”, y al georgiano y a los demás naturales del
Cáucaso los llaman “hombres del Cáucaso”.
Por eso, el internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la
llamada nación “grande” (aunque sólo sea grande por sus violencias, sólo sea
grande como lo es un esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal
de las naciones, sino también a observar una desigualdad que de parte de la
nación opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que prácticamente
se produce en la vida. Quien no haya comprendido esto, no ha comprendido la
posición verdaderamente proletaria frente al problema nacional; en el fondo
sigue manteniendo el punto de vista pequeñoburgués, y por ello no puede por
menos de deslizarse a cada instante al punto de vista burgués.
¿Qué es importante para el proletario? Para el proletario es no sólo
importante, sino una necesidad esencial, gozar, en la lucha proletaria de
clase, del máximo de confianza por parte de los componentes de otras
nacionalidades. ¿Qué hace falta para eso? Para eso hace falta algo más que la
igualdad formal. Para eso hace falta compensar de una manera o de otra, con su
trato o con sus concesiones a las otras nacionalidades, la desconfianza, el
recelo, las ofensas que en el pasado histórico les produjo el gobierno de la
nación dominante.
Creo que no hacen falta más explicaciones ni entrar en más detalles
tratándose de bolcheviques, de comunistas. Y creo que en este caso, con
relación a la nación georgiana, tenemos un ejemplo típico de cómo la actitud
verdaderamente proletaria exige de nuestra parte extremada cautela, delicadeza
y transigencia. El georgiano que desdeña este aspecto del problema, que lanza
desdeñosamente acusaciones de “social-nacionalismo” (cuando él mismo es no sólo
un “social-nacional” auténtico y verdadero, sino un basto esbirro ruso), ese
georgiano lastima, en esencia, los intereses de la solidaridad proletaria de
clase, porque nada retarda tanto el desarrollo y la consolidación de esta
solidaridad como la injusticia en el terreno nacional, y para nada son tan
sensibles los “ofendidos” componentes de una nacionalidad como para el
sentimiento de la igualdad y el menoscabo de esa igualdad por sus camaradas
proletarios, aunque lo hagan por negligencia, aunque la cosa parezca una broma.
Por eso, en este caso, es preferible exagerar en cuanto a las concesiones y a
la suavidad para con las minorías nacionales, que pecar por defecto. Por eso,
en este caso, el interés vital de la solidaridad proletaria, y por consiguiente
de la lucha proletaria de clase, requiere que jamás miremos formalmente el
problema nacional, sino que siempre tomemos en consideración la diferencia
obligatoria en la actitud del proletario de la nación oprimida (o pequeña)
hacia la nación opresora (o grande)."
Lenin, 31 de diciembre de 1922
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