POLÍTICA INTERNACIONAL:
SE MULTIPLICAN LAS DEMANDAS DE CAMBIOS SOCIALES
Brasil: “El gigante se despertó”
Ha pasado casi un mes del comienzo de las masivas movilizaciones de
protesta en Brasil, y la oleada no se detiene.
Lo que comenzó como un reclamo ante el aumento de la tarifa de
transporte en San Pablo, derivó rápidamente en un rechazo a la corrupción y los
multimillonarios gastos en la preparación de la Copa Mundial de Fútbol el año
entrante, y se multiplicó por todo el país, en demandas de mayor inversión en
los presupuestos públicos de salud y educación.
Masivas protestas se han llevado a cabo en los estadios donde tiene
lugar la Copa de Confederaciones, en carreteras y calles en las principales
ciudades de Brasil, e incluso alrededor del Congreso Nacional y del Ministerio
de Asuntos Exteriores en Brasilia. Las protestas también se producen en centros
comerciales, vecindarios de clase media y favelas. Gran parte de la dirigencia
política brasileña no termina de salir de su estupor ante los millones de
personas que han tomado las calles, y en muchos casos han intentado
descalificar las protestas con los mismos términos usados por el kirchnerismo
para los cacerolazos en Argentina. Como dijimos la semana pasada, la extensión
de esta lucha ha corrido el velo de las real situación social en el país
hermano, donde, pese a la propaganda del gobierno que vende un Brasil en el que
se han solucionado la mayor parte de los problemas sociales, millones siguen
pasando hambre. Brasil presenta, según algunas fuentes, la segunda peor
distribución de ingresos de todo el mundo: el 75% de los ingresos pertenecen a
10% de la población.
Transporte malo y caro
El PCR do Brasil, en un documento distribuido la semana pasada,
refiriéndose al motivo inicial de las manifestaciones, dice: “El transporte
público en nuestro país es de mala calidad, a pesar de que es uno de los más
caros del mundo. El resultado es que 37 millones de brasileños se ven obligados
a caminar a pie por no tener dinero para pagar un boleto…. El transporte
público se privatizó. En todas las grandes ciudades de un pequeño número de
familias ricas son propietarios de las empresas de autobuses… Esta minoría,
además de tener súper ganancias con los chicos pasajes, recibe subsidios de los
municipios y gobiernos. La solución es la nacionalización del transporte
público”. Un habitante de los suburbios de San Pablo pierde un
promedio de tres horas de viaje al trabajo en autobuses, metros y trenes
urbanos ruidosos, abarrotados y caros. Los costes de transporte en Sao Paulo
son los más elevados del mundo en relación con los salarios.
“Las personas también están
sufriendo el desmantelamiento del Sistema Único de Salud (SUS), con la multitud
de planes de salud, los maestros reciben salarios bajos y la educación se
transforma en una mercancía. Sin embargo, para satisfacer los intereses de la
FIFA, el gobierno federal ha gastado miles de millones para construir y renovar
estadios. Además, el gobierno también utiliza el dinero público para pagar los
intereses de la deuda, enriqueciendo especuladores, para garantizar los
subsidios a los fabricantes de automóviles y de rescate de los bancos en
quiebra”, continúa el PCR brasileño.
Siguen las marchas
El viernes 28,
miles volvieron a marchar en distintas ciudades
brasileñas, convocados por diversas organizaciones sociales. No las detuvieron
ni los llamados “al diálogo” hechos por la presidenta Dilma Rousseff en cadena
nacional el pasado 21 de junio, ni su reunión con algunos de los dirigentes del
Movimiento Pase Libre de San Pablo, iniciador de las marchas, y tampoco el que
se haya conseguido en varias ciudades que se dé marcha atrás con el aumento de
las tarifas de transporte. En muchos casos se pronunciaron contra la llamada
PEC 37 (Propuesta de Enmienda Constitucional número 37), una iniciativa del
Legislativo para reducir los poderes de investigación del Ministerio Público, y
garantizar impunidad en casos de corrupción.
Las marchas se realizaron en seis capitales, como Río de Janeiro, y
otras 15 ciudades en el interior de Piauí, Pernambuco, São Paulo, Ceará, Rio
Grande do Sul, Rondonia, Mato Grosso y Minas. Los enfrentamientos más graves
ocurrieron cerca del estadio Arena Castelao, en Fortaleza y donde jugaban
España e Italia.
“Vem pra rúa”. “Nos dieron
espejos y vimos un mundo enfermo”, “Pensé en mí, pensé en ti, y estoy aquí por
nosotros”, “¿Dónde está el metro?”, “No me corté el pelo porque me gasté el
dinero con el ómnibus”, “La verdad siempre es dicha”, algunos de los mensajes de estos manifestantes en
Salvador. “Los
cambios empiezan con 20 centésimos”, “El gigante se despertó”, son
algunas de las pancartas más vistas en las manifestaciones.
En muchos casos, las marchas fueron ferozmente reprimidas, con decenas
de heridos y detenidos. Ya son cinco los muertos durante las protestas, luego
de que falleciera un joven brasileño en Belo Horizonte (sureste), tras sufrir
graves heridas. En las últimas marchas crece el reclamo contra la
militarización de las favelas, y la exigencia de libertad para los detenidos
durante las últimas protestas.
En los últimos días, tanto el gobierno de Rousseff, con su propuesta de
un plebiscito para lanzar un proceso de reforma constituyente, como partidos de
oposición, vienen tratando de incidir sobre las marchas. Los grandes medios
también están muy activos en esta tarea de desvirtuar las protestas que han
puesto muy nerviosos al gobierno y al conjunto de las clases dominantes en
Brasil, que están haciendo inmensos negociados con la construcción de las sedes
del Mundial de Fútbol. Proyectos faraónicos que contrastan con la falta de
inversión en obras de infraestructura como agua potable y cloacas, hospitales
abarrotados, y escuelas en malas condiciones.
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