Los aportes de Mao Tse Tung (PRIMERA PARTE)
Cuadernillo de difusión
nº 217 / Febrero 2012
Cuadernillo de difusión
del Marxismo Leninismo Maoísmo, suplemento del semanario hoy,
servir al pueblo.
Otto Vargas
Mao Tsetung nació el 26 de diciembre de 1893 en Shaoshan,
aldea a ochenta kilómetros de Changshá, capital de Junán, una provincia de
treinta millones de habitantes, que fue en el siglo pasado centro del movimiento
Taiping y de numerosas logias y movimientos campesinos de carácter reformista y
revolucionario. Hijo de un campesino pobre, que luego fue campesino medio y
después campesino rico, desde los 7 y hasta los 16 años trabajó en el campo y
fue budista.
En 1911 estalló la revolución contra el emperador y
el imperialismo, y Mao marchó a Changshá. Se incorporó al movimiento
revolucionario y fue soldado durante seis meses en las tropas que se alzaron
entonces. En 1912 en la Biblioteca Provincial de Junán, en Changshá estudió a
los grandes pensadores de Occidente.
Paradojalmente, hoy que está de moda el liberalismo,
Mao estudió primero La riqueza de las naciones de Adam Smith que El Capital de
Marx. Entró en la Escuela Normal y en 1915 fue electo secretario de la
Asociación de Estudiantes de la Escuela Normal en un período de conmoción y
guerra civil y fundó la Asociación por el Autogobierno de los Estudiantes, en
la que participaron mujeres (lo que entonces era una verdadera revolución en
China). Esta Asociación fue el núcleo, en Junán, del movimiento revolucionario
de 1919. Grandes manifestaciones de masas. En 1917 fundó la Nueva Asociación de
Estudios por el Hombre Nuevo, que tuvo gran influencia en to¬do un período y
formó cuadros dirigentes del futuro Partido Comunista. Se ocupó, entre otros
temas, de la opresión de la mujer a través de la crítica al sistema de
matrimonio feudal [1].
La mayoría de los miembros de la Nueva Asociación fueron asesinados en la
contrarrevolución de 1927.
Organizó cursos nocturnos para obreros y batallones
de autodefensa. Intentó formar una asociación de estudiantes de toda China.
En 1918 fue a Pekín. En la Universidad trabajó en la
biblioteca y formó parte de la comisión que seleccionaba a los estudiantes que
iban a París. Logró que participen mujeres –muchas de Junán– lo que también era
un avance muy grande. El no fue porque dijo que no conocía suficientemente a
China. Trabajó intensamente entre los obreros ferroviarios, entró en el grupo
de estudios marxistas de LiDazao y al tiempo volvió como maestro a Changshá.
Durante toda su vida iba a defender orgullosamente su profesión. Poco antes de
morir, en una entrevista con Pompidou, le dijo: “Yo participé en la guerra por
la fuerza de las circunstancias, pero soy maestro, soy de profesión maestro”.
El 4 de mayo de 1919 manifestaciones de estudiantes e
intelectuales en Pekín iniciaron una nueva fase de la revolución democrático burguesa
en China. Primero en Pekín. Luego en 220 ciudades. Participaron 20 millones de
personas en las manifestaciones. Mao en Changshá se volcó a la lucha política y
estudiantil, y editó desde 1918 la Revista del río Hsiang, de gran influencia
sobre el sur de China, por sus posiciones avanzadas sobre la independencia
china y el problema campesino y obrero.
También sostenía la emancipación y el sufragio de las
mujeres, exhortando a rechazar la moral feudal; ironizó sobre la virginidad
femenina en China y escribió nueve artículos sobre el suicidio de una joven
mujer casada.
Estos artículos tuvieron una gran repercusión y
fueron reproducidos en 1966 durante la Revolución Cultural. En 1919 se
transformó en un marxista y planteó que sólo el marxismo salvaría a China. Y
comenzó –en 1920– a organizar política y sindicalmente a los obreros de Junán:
mineros, ferroviarios, textiles, municipales.
Los primeros años del
Partido Comunista de China
En 1921 se realizó el Congreso de fundación del
Partido Comunista de China en la ciudad de Shanghai. Fue detectado por la
policía y tuvo que continuar en una de esas barcas que se usaban entonces en
China como vivienda. El fue delegado por Junán. Participaron 21 delegados, representando
a 52 o 57 afiliados. Fue electo miembro del Comité Central. En 1922 volvió a
Junán como secretario del Partido y organizó la gran huelga de mineros de
Anyuan: miles de mineros y trabajadores se alzaron a la lucha y Mao dirigió ese
movimiento.
En 1923 el Tercer Congreso del Partido decidió
cooperar con el Kuomintang. El Partido tenía 342 miembros. ¿Qué era el
Kuomintang? ¿Un partido? ¿O una organización de frente único? Esta fue una gran
discusión en todo el movimiento de liberación nacional, incluso en la
Argentina. La derecha decía que era un partido. Así lo entendió Haya de la
Torre en América Latina, quien planteó la disolución de los partidos comunistas
para integrarse a movimientos de ese tipo como el APRA en Perú; discusión que
sería retomada en la Argentina con la fundación del peronismo por una coriente
de la izquierda. ¿o era un bloque de obreros, campesinos y burguesía nacional,
donde el Partido luchaba por la hegemonía? Así lo consideró la Internacional.
Mao pasó a ser responsable de la coordinación con el Kuomintang. El Kuomintang,
dirigido por Sun Yatsen, aceptó a los comunistas y aprobó el entendimiento con
la URSS. La derecha no acordó con la entrada de los comunistas.
Chiang Kaishek, que era parte del ala izquierda,
dirigía la Academia Militar Revolucionaria de Wampoa, con la ayuda soviética.
Mao Tsetung trabajó en el aparato central de Kuomintang y fue responsable de
propaganda y de la organización campesina. No fue electo para el Comité Central
en el Cuarto Congreso del Partido. Era un período de lucha contra los caudillos
militares del norte y de frente único con la burguesía nacional contra esos
caudillos.
Dos temas claves
En 1926 Mao Tsetung dirigió la sección campesina del
Partido y fundó una escuela de cuadros campesinos en Cantón, uno de los centros
de la revolución china.
Escribió su célebre artículo Análisis de las clases
en la sociedad china. Por primera vez, el marxismo leninismo se aplicaba al
estudio de una sociedad feudal y semicolonial. La derecha del Partido, encabezada
por el secretario general Chen Tusiu, atacó el trabajo de Mao; y la
“izquierda”, encabezada por quien luego sería secretario general, Chang Kuotao,
atacó el trabajo de Mao.
Dos problemas estaban planteados para todo el
movimiento revolucionario de Asia, África y América Latina.
Primero: ¿cuál es el principal aliado del
proletariado en los países de Asia, África y América Latina? Sobre esto, Stalin
tuvo una posición clara. Era un debate de la Internacional Comunista y del
movimiento revolucionario mundial. En el artículo Acerca de las perspectivas de
la Revolución en China escrito en noviembre del ‘26, poco antes de la derrota
del ‘27, Stalin escribió:
“Yo sé que entre la gente del Kuomintang e inclusive
entre los comunistas no consideran posible un desenvolvimiento de la revolución
en la aldea, ya que temen que la entrada de la gente del campo a la revolución
corrompa el frente único. Esta es una inmensa equivocación, compañeros. El
frente antiimperialista en China será tanto más fuerte y poderoso mientras más
rápida y completamente se haga entrar a la gente del campo chino a la
revolución”.
Trotski, en cambio, escribía en su libro La
revolución permanente:
“Hay que arrojar por la borda la teoría reaccionaria
de las etapas y de las fases de la revolución. Hay que luchar por la dictadura
del proletariado, arrastrando tras de sí al campesinado”.
“Arrastrar al campesinado”, vieja teoría de Trotski
con la que ya polemizó Lenin a comienzos de siglo. Y en su libro El gran
organizador de derrotas, dice Trotski: “La revolución agraria en China tiene un
carácter tan antifeudal como antiburgués, porque el explotador más odiado en el
campo es el campesino rico usurero”.
Si los comunistas chinos le hubiesen hecho caso a
Trotski hubiesen terminado colgados. Colgados por los campesinos. Mao, en aquel
artículo de 1926, y en el de 1927, Investigación sobre el movimiento campesino
en Junán, planteó ya la importancia del movimiento campesino, las clases en el
campesinado y los enemigos de la revolución agraria.
El segundo tema es el de la burguesía nacional. (“En
los países que sufren la opresión imperialista hay dos tipos de burguesía: la
burguesía nacional y la burguesía compradora”[2]).
Hay que decir que la Internacional Comunista avanzó
en los años ‘26, ‘27 y ‘28 en estos temas. En 1928, el 1º de diciembre, se
realizó el Octavo Congreso del Partido Comunista de la Argentina, que también
avanzó en el estudio de la realidad económica y social del país. En ese período
hubo análisis muy importantes del Partido Comunista del Perú, que dirigía
Mariátegui, sobre el carácter de la revolución en nuestros países. En 1929, los
informes centrales de la Conferencia de los partidos comunistas de América
Latina, pese a plantear el carácter semifeudal e incluso feudal de los países
de América Latina, no subrayaron suficientemente la importancia del problema campesino,
o el carácter esencialmente campesino de la cuestión indígena o aborigen.
Pusieron el centro en el trabajo con los obreros rurales, y consideraron –dicho
textualmente en bloque, “a la burguesía nacional y extranjera”. Muy lejos, muy
lejos, del análisis de Mao de 1926. El Partido de la Argentina, hasta avanzada
la década del ‘30, por no decir la del ‘40, se oponía al proteccionismo, por
ejemplo de la industria textil o azucarera, con los mismos argumentos que hoy
utiliza Bernardo Neustadt.
La impronta que la Internacional en su momento y
después los soviéticos imprimieron a este problema, cuando entraron en
oposición con los dirigentes del Partido Comunista de China, impidió a los
revolucionarios de Asia, África y América Latina asimilar las ricas
experiencias, las más avanzadas experiencias en el movimiento de liberación
nacional, que fueron precisamente las experiencias de la clase obrera de China.
Es decir que siguen planteados estos dos problemas hoy, en la definición de la estrategia
y la táctica de las auténticas fuerzas revolucionarias de Asia, África y
América Latina: el problema campesino (ya vamos a ver luego esto) y el problema
de la burguesía nacional.
Como surgió el camino
Me refiero largamente a esos años de alianza con el
Kuomintang porque a veces se piensa que el proceso que llevó a la lucha armada
en la montaña en China y al camino que inició Mao Tse-tung, surgió de la nada,
o de un debate entre teóricos, y no de un amplísimo y vasto movimiento de masas
revolucionarias. El PC formó en la lucha armada contra los feudales del norte a
miles de cuadros, ganaron a muchos militares del ejército del Kuomintang, del
ejército nacionalista. Chu Teh, que fue jefe del ejército chino, era oficial
del ejército; Ye Chienyi, que fue jefe del Estado Mayor del ejército chino, era
oficial del ejército nacionalista en Kuang Chou; Peng Tehuai, que fue
comandante en jefe del ejército, era oficial del ejército nacionalista. Cuando,
luego de 1927, Mao creó la primera base roja en las montañas con un puñado de
hombres, no lo hizo por inspiración de un momento sino como producto de una
rica experiencia revolucionaria y como resultado de grandes levantamientos
obreros y campesinos, de millones de hombres, dentro de los cuales actuaron los
comunistas formando cuadros para el Partido y para la lucha armada.
Luego de muchas y sangrientas derrotas, se entendió
que había que hacer la guerra de guerrillas. Y muchos tomaron, como decía una
canción popular china, “las cuevas de las montañas como casa, la tierra como
lecho, las raíces como alimento y al Partido como padre”.
Participaron millones en estos movimientos. En la
insurrección de Shanghai, que duró dos días, es decir, durante dos días los
obreros fueron dueños de la ciudad, participaron ochocientos mil trabajadores.
Visité en una ocasión un pequeño distrito, el distrito de Jun An –pequeño
distrito: quinientos mil habitantes–; provenían de esa zona Lin Piao; Li Sinnien;
Tong Piwu que fue el primer presidente de China, en el año 1949; Sü Siangchien,
renombrado jefe militar.
En ese distrito, Jun An, hubo una insurrección
campesina dirigida por el Partido en el año 1927 y triunfó; se instaló un
soviet que duró setenta y cuatro días, y después se replegaron a las montañas;
fueron perseguidos y des¬pués la mayoría se incorporó a la Larga Marcha pero
quedaron combatientes ahí; hasta el último momento, en el ‘49, en que esa zona
fue liberada. Hubo allí 11.088 mártires de las organizaciones sindicales y
políticas; 2.827 mártires del Partido y 378 de la Juventud Comunista. Allí, en
la comuna de Shi Lipin, en ese distrito, nos dijo un viejo campesino que
participó en la Larga Marcha, fue jefe de regimiento y herido diez veces:
“Nosotros aprendimos en aquellos años, cuando teníamos al presidente Mao y un
gran entusiasmo revolucionario, a cambiar la azada por el fusil y el fusil por
la azada, y nos costó mucho aprender que no se hace una revolución porque se
triunfa en una batalla. Que hacen falta muchas batallas para triunfar en la
revolución”.
¿Fue justo unirse al Kuomintang en 1924? Sí, fue
justo. Eso permitió transformar al Partido de poco más de trescientos
militantes en un Partido de 57.967 miembros en 1927. En esa lucha se cometieron
errores: de la Internacional, que tenía a Chiang Kaishek en su Presidium de
honor, y del Partido Comunista de China.
Trotski armaba gran griterío en la Internacional y
todavía hoy lo arman los trotskistas. Trotski, que trabajó en unidad con los
mencheviques desde 1903 hasta 1917, catorce años, se indignaba por los errores
mencheviques del Partido Comunista de China, que tenía tres años de vida. El
dirigente del Partido, Chen Tusiu, cometió graves errores de derecha. Esto no implica
que los haya compartido toda la Internacional, que en ese entonces estaba
presidida, precisamente, por un dirigente de la derecha del Partido Comunista
soviético, que eso era Bujarin. Chen Tusiu fue el que dijo: “los obreros no
deben tener desconfianza de Chiang Kaishek”. Dejó inerme al Partido ante el
terror blanco.
En 1927, sólo en el norte de Junán, fueron asesinados
por la contrarrevolución trescientos cuarenta mil campesinos. ¿Fue esta línea
la causa de la derrota? Hay debates sobre esto: ¿La causa principal fue la
correlación de fuerzas? Los errores ayudaron a esa derrota y sobre todo
acarrearon grandes pérdidas al Partido.
Al mismo tiempo hay que decir que esa línea (la línea
que se siguió practicando de insurrecciones en las ciudades) no era la línea de
Stalin. Este, en mayo de 1927, planteó que no había que llevar a cabo luchas
decisivas por Shanghai, donde él dijo que se entrecruzaban todos los poderes financieros
que disputaban China, y propuso reunir fuerzas en el campo.
Mao en ese período quedó fuera del Comité Central. Gran
debate. Un debate sobre el campesinado. Entiendo que Stalin y Mao vieron con
claridad el rol del campesinado. Pero sobre si la revolución iba del campo a la
ciudad, no estaban claros ni Stalin ni Mao, inicialmente. Mao dice en su entrevista
con Malraux, que fue después de la derrota del ‘27, y al volver a su provincia
de Junán, escapando por milagro a la muerte (al igual que Chou Enlai y otros
dirigentes del Partido) cuando comprendió que la revolución tenía que ir del
campo a la ciudad.
Este es un debate clave para las fuerzas
revolucionarias de América Latina. Es el debate que, con otras palabras,
planteó en su momento de revolucionario Fidel Castro y planteó el Che Guevara,
cuando dijeron que la cordillera de los Andes tenía que ser “la Sierra Maestra
de América del Sur”, porque el gran problema de la revolución de América
Latina, en especial de América del Sur, ha sido y es cómo unir el movimiento
proletario de los grandes centros urbanos como Sao Paulo, Montevideo, Buenos
Aires, Rosario, Córdoba, los centros proletarios chilenos, los mineros
bolivianos, con esa inmensa masa de campesinos pobres, indígenas en su mayoría.
La Internacional Comunista ¿qué aportó a este debate?
Hubo un informe de Dimitrov en el Séptimo Congreso de la Internacional donde planteaba
la línea para la Alianza Nacional Libertadora que se había constituido en
Brasil (sobre este movimiento brasileño ahora se han escrito novelas y se han
hecho algunas películas). Acababa de constituirse esa Alianza, Prestes y Olga
Benario preparaban el levantamiento de 1935. En ese momento Dimitrov compara
Brasil con la India y con China, y dice que el centro de la Alianza Nacional
debe estar en ganar a las masas de millones de campesinos para el ejército
popular revolucionario. Pero siguiendo lo que iba a ser una epidemia del
movimiento comunista y revolucionario latinoamericano, los dirigentes del
Partido Comunista del Brasil transformaron ese promisorio movimiento en el
organizador de un putch sobre la base de los núcleos de oficiales que tenían en
el ejército y fracasaron. Arthur Ewert, un camarada alemán conocido en Brasil
como Harry Berger, fue el hombre que mandó la Internacional Comunista, junto
con Rodolfo Ghioldi, para ayudar en ese proceso. Dicen que él tenía esta idea
del campo a la ciudad. Ustedes saben que Ewert enloqueció por las terribles,
increíbles, torturas que le hicieron en la cárcel en Brasil.
Ese fue un momento clave, un momento de viraje. A partir
de allí se aplicó en América Latina la táctica del Frente Popular, los
movimientos amplios del Frente Popular, que tuvieron grandes méritos y grandes
errores, y esa idea se desdibujó hasta que volvió a ser planteada desde otro
ángulo, con otra concepción y otras perspectivas, en la década del ‘60 por
Fidel Castro y por el Che.
Sigamos con China. Se producen nuevas insurrecciones
como la de Nanchang, el 1º de agosto de 19273[3]. El
levantamiento de la Cosecha de Otoño, en setiembre de 1927, inicia la lucha con
base en el campo que propugnaba Mao. Fracasa en Octubre y los insurrectos tienen
que huir a las montañas Chingkang donde establecen la primera base de apoyo. En
una ocasión, en China, el compañero Rocha le preguntó a unos dirigentes que lo
acompañaban visitando esa zona: “¿Y cómo fue que eligieron este lugar?” Y los
compañeros le dijeron “¿Elegir? Nosotros disparábamos. Cuando llegamos acá, a
este lugar, nos quedamos”. Mil hombres salvó Mao de esos alzamientos. En la
mitad del camino, se detuvieron y los arengó. No se sabe, no quedaron las
palabras que dijo. Sólo que gritó “¿Nos atreveremos a seguir la revolución o
no?” Los mil contestaron: “Nos atreveremos”. Pero doscientos abandonaron
después de jurar eso. Quedaron ochocientos. Se unieron con dos grupos de bandoleros,
unos seiscientos, ochocientos, que tenían ochenta y pico de fusiles, y así se
formó el Primer Cuerpo del Ejército Rojo. En mayo de 1928 se unió Chu Teh con
diez mil hombres. Chu Teh fue el jefe; Mao, el comisario político. Larga lucha
en el Partido Comunista. Mao Tsetung fue destituido del Comité Central y
acusado de “derechista y pragmático mezquino”. De él se dijo lo mismo que dijo
Trotski de Lenin. En 1903 dijo Trotski que Lenin “cree ser un dirigente
proletario siendo solamente un jefe pequeño burgués de las masas campesinas”.
En la Internacional hubo idas y vueltas. El Sexto
Congreso del Partido Comunista de China se realizó en Moscú junto con el Sexto
Congreso de la Internacional, en junio de 1928, y aprobó la guerra de
guerrillas de Mao. En el ‘29 Mao escribió un artículo que pulverizó a los
trotskistas en el Partido: Cómo corregir las ideas erradas en el Partido. En el
‘30, se instauró el gobierno soviético de Kiangsi del Sud Este (en una zona
limítrofe porque ellos en general hacían las zonas liberadas en el límite de
las provincias, cosa que dificultaba la represión porque China en ese entonces
estaba dividida entre señores feudales, señores de la guerra que luchaban entre
sí). Aquí fundaron la República Soviética de Kiangsi del Sud Este. Mao fue
electo presidente de esa república. Dirigía, en 1930, una población de cerca de
diez millones de habitantes.
Este gobierno promulgó una ley agraria. En 1932 le
declaró la guerra a Japón. (Muchos iban a China y cuando los chinos decían “el
presidente Mao”, comentaban: “esto es el culto a la personalidad”, pero a Mao
se lo llamó así desde que era el presidente de la República Soviética de
Kiangsi del Sud Este). Su gobierno le declaró la guerra al Japón, que había
invadido en 1931.
Los ejércitos japoneses ocuparon Manchuria y fueron
bajando ocupando el Este de China. Pero en el ‘31 ya había vuelto a triunfar en
el Partido la línea insurreccionalista urbana, “izquierdista”.
La lucha contra el
invasor japonés
Hasta 1934 no se define claramente el enemigo
principal. Va cambiando todo. Las contradicciones tienen un proceso de desarrollo
que no es fácil distinguir de entrada. Cambian los enemigos y cambian los
amigos. Aquel general, Tang Chengchi, que quiso detener a Mao en 1927 y que
aplastó el levantamiento de Nanchang obligando a Mao Tsetung a refugiarse en
las montañas, se transformó en aliado. Y aquel otro, que era el jefe de la
izquierda del Kuomintang, Wang Chingwei, se transformó en 1939, en el hombre de
los japoneses en el Kuomintang. En 1934 se libró una áspera lucha sobre si
Frente Único Antijaponés o no.
Me adelanto aquí a algunos hechos. Mao en el ‘35
escribe sobre la táctica frente al imperialismo japonés. En el ‘36, dos
generales del Kuomintang arrestan y pretenden fusilar a Chiang Kaishek, en
Sian. Chiang Kaishek, aquél cuyos soldados destruyeron la casa natal de Mao
Tsetung en Shaoshan; aquél que mató a su mujer, su “altivo álamo” como la llamó
en una poesía [4];
aquél que obligó a Mao a dejar dos hijos perdidos en Shanghai durante más de
diez años. (Durante la Larga Marcha Mao también tuvo que abandonar otros dos hijos
que nunca más pudo volver a encontrar). Aquél que mató a decenas, a centenares
de miles de comunistas. Y Mao mandó a Chou Enlai a negociar su libertad para
poder constituir el Frente Unico Antijaponés. Mao, ya en el ‘35 había previsto
que Chiang Kaishek sería obligado a participar en el Frente Único Antijaponés
porque comprendió la esencia de clase de Chiang Kaishek, como representante de
una burguesía intermediaria ligada a los sectores que entonces se oponían al
imperialismo japonés.
Recién en 1937 se formó el Frente Unico Antijaponés.
Japón había invadido China en 1931. Para eso los
comunistas debieron hacer concesiones, muy discutidas entonces, grandes
concesiones. No las que quería Chiang Kaishek, de disolver el Ejército Rojo,
liquidar las zonas liberadas y confiar al Kuomintang la dirección de la guerra
antijaponesa, pero sí grandes concesiones, que precedieron y ayudaron a definir
la línea que iba a seguir Stalin, posteriormente, en la alianza tripartita con
los Estados Unidos y las potencias aliadas[5].
En todo ese período del que veníamos hablando, del
Frente Unico Antijaponés en China, hay un debate que preside todo: ¿el centro
debe estar en la ciudad o debe estar en el campo? Y en relación con esto ¿qué
línea militar? ¿La insurreccionalista urbana o la del campo a la ciudad? ¿La
guerrilla campesina como instrumento táctico, como conocemos tantos ejemplos en
América Latina, al servicio de las negociaciones políticas y de la supuesta
insurrección en las ciudades, o como instrumento estratégico? Mao plantea que
la revolución china es una revolución cuyo principio básico es la guerra
campesina, por eso lo acusan de derechista. Hay que atraer al enemigo a las
bases rojas, dice Mao, y aplicar los principios de la guerra de guerrillas, y
no la experiencia insurreccional europea que llevaban los técnicos de la Internacional:
la de golpear “con los dos puños”, la de “no retroceder jamás” la de “atacar en
las ciudades”, donde está concentrada la fuerza del enemigo.
Estas teorías de Mao se sintetizan en los nueve pasos
para aplastar las campañas de cerco y aniquilamiento; y los diez principios
militares que sintetizó, después de un largo proceso, en un artículo que tiene
fecha de 1947 en las Obras Escogidas[6]:
crear bases de apoyo; ni insurreccionalismo aventurero ni la línea que luego se
iba a llamar “de los insurrectos errantes”. En 1933 Mao Tsetung realizó una
conferencia para trazar la línea económica, y por eso se lo acusó de
derechista. El Partido aplicó otra línea y por eso los comunistas chinos fueron
golpeados en las cinco campañas de cerco y aniquilamiento. Pero el trasfondo de
la discusión política y militar está relacionado con la guerra contra Japón: ir
al norte, como planteaba Mao, para reorganizar el ejército y acercarse al
teatro de la guerra antijaponesa (ir a Yenán); o ir más al norte, a la frontera
con la URSS, para tener la protección soviética, y en vez de basarse en las
fuerzas propias basarse en la ayuda soviética; o quedarse en el sur, donde,
como decían muchos, “se come el buen arroz”.
Estaban muy castigados, derrotados, hambrientos.
Incluso después de la famosa reunión de Tsunyi en 1935, donde Mao pasó a ser el
jefe militar, algunos plantearon ir cerca de la Unión Soviética. Se decidió ir
a Yenán. Pero en la mitad de la Larga Marcha que había recorrido ya miles de kilómetros,
Chang Kuotao, (que era el secretario general del Partido), con Chu Teh, con Li
Sinnien, con Liu Pochen entre otros (pero sobre todo con Chu Teh) rompieron el
ejército y se dirigieron al sur.
Es el momento que Mao caracterizó como “el más
sombrío de mi vida”. Ocho mil hombres quedaron con Mao.
Veintidos mil con Chang Kuotao y Chu Teh, bajan hacia
el sur buscando “la zona del buen arroz”. Mao Tsetung reunió a los ocho mil
harapientos y les dijo: “¿Ustedes quieren volver?”, “Jamás”, gritaron.
“Entonces abramos el camino, que ellos van a volver”. Y efectivamente, después
que las tropas de Mao llegaron a Yenán, Chu Teh y los otros camaradas (algunos
dicen que Chu Teh fue obligado a seguir a Chang Kuotao) volvieron. Y fueron
entonces treinta mil hombres los que quedaron de todo ese gran ejército que
había luchado en aquellos años.
Luego de esto Chang Kuotao trató de romper otra vez
el ejército y establecer la base central en SinKiang, pero fracasó. En 1967
Rodolfo Ghioldi en una charla en La Plata nos habló del “error de Mao Tsetung”
que había ido a refugiarse en una zona desértica y había “abandonado la zona revolucionaria
del sur”. Este comentario de Ghioldi plantea la posibilidad que atrás de esa
línea de Chang Kuotao hubo otras manos, aparte de las manos chinas, que
apoyaron esa maniobra. En la Larga Marcha el Ejército Rojo recorrió 12.500 kilómetros ,
atravesó dieciocho cadenas de montañas, once provincias, derrotó a un millón de
hombres, combatió todos los días, sufrió hambre y todo tipo de dificultades.
Fue una de las más grandes empresas militares de la
historia, al lado de la cual incluso la de Aníbal empalidece. En esa Larga
Marcha, en 1935, en la reunión de Tsunyi, triunfó finalmente la línea de Mao de
la guerra de guerrillas, de la guerra del campo a la ciudad, de crear las bases
rojas de apoyo y se derrotó la vieja dirección oportunista de “izquierda” y de
derecha.
[1] Mao
era muy rebelde y su padre –intentando domar su rebeldía– a los 15 años, lo casó
con una joven de la aldea de Shaoshan. Pero para escándalo y vergüenza de la
familia de la joven, y de la suya propia, Mao se negó a consumar el matrimonio.
Esto probablemente influyó en su temprana lucha contra el matrimonio feudal y
por la liberación de la mujer, como parte de su resolución de cambiar el mundo.
[2] Para
los comunistas chinos, en China: burguesía compradora, burguesía burocrática y
burguesía intermediaria eran sinónimos. Ver: “Reflexiones sobre una charla del
camarada Mao”. En Revista Argentina de Política y Teoría, Nº 27, de
Agosto¬Octubre de 1993. (Cuadernos…Nº 80, Vargas: La burguesía nacional).
[3] Esta
fecha es considerada la creación del Ejército Rojo de Liberación.
[4] Yang
Kaijui, esposa de Mao Tsetung, mártir revolucionaria asesinada en 1930 por el
Kuomintang. Yang en chino significa álamo.
[5] La
línea del PC de China elaborada por Mao Tsetung para el frente único
antijaponés está resumida en: La independencia y la autonomía en el seno del
frente único (Ediciones Lenguas Extranjeras de Pekín, 1954), conclusiones presentadas
por Mao al Comité Central del PC de China el 5 de noviembre de 1938.
[6] “La
situación actual y nuestras tareas”. Obras Escogidas de Mao Tsetung. Tomo IV página 159.
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